El sacramento de la Penitencia se denomina también sacramento de la reconciliación, del perdón, de la conversión y de la confesión.

¿Qué es la Confesión?

Si bien el Bautismo nos arranca del poder del pecado y de la muerte y nos introduce en la nueva vida de los hijos de Dios, no nos libra de la debilidad humana y de la inclinación al pecado. Por eso necesitamos un lugar en el que podamos reconciliarnos continuamente de nuevo con Dios. Esto es la confesión.

Más información en el Catecismo

¿Cómo confesarse?

El perdón es siempre personal. Jesús vino a buscar a cada pecador en sus circunstancias concretas: Zaqueo, María Magdalena, el “Buen ladrón”…

Hoy también quiere perdonarte a ti de todo aquello que te hace sufrir y te dice: “¡Venid a mí los cansados y agobiados y yo os aliviaré!” (Mt 11, 28).

Antes de pensar en tus pecados, piensa en el amor que Dios te tiene. Dios es tu padre; Cristo ha dado la vida por ti; vas a recibir su Espíritu, que te guiará por la senda del bien.

Tríptico para una buena confesión (PDF)

Examen de conciencia

Quizás no sepas muy bien de qué has de confesarte. En resumen, se trata de ver en qué has fallado en el único mandamiento que Jesús nos enseñó: El amor a Dios y el amor al prójimo, que se concreta en los DIEZ MANDAMIENTOS:

EL AMOR A DIOS

1º AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS
Pero yo me olvido de Dios. Mis días pasan sin rezar, sin pensar en él. Tengo ídolos que ocupan su lugar: el abuso de la TV, de los videojuegos, del cuidado de mi físico, de los juegos de azar; incluso la magia o el espiritismo. Me esfuerzo muy poco por conocer el Evangelio y la enseñanza de la Iglesia. También descuido la educación religiosa de mis hijos…

2º NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO
Pero yo hablo de Dios sin respeto y cuando escucho a otros blasfemar, me falta valor para mostrarme cristiano. Cuando las cosas no salen como quiero, o sufro, o estoy enfermo, o muere alguien, echo las culpas a Dios.

3º SANTIFICARÁS LAS FIESTAS
Pero yo falto a misa cuando quiero. Cuando voy, a veces lo hago sólo por cumplir, sin convicción: llego tarde, me distraigo y no agradezco los dones recibidos.

EL AMOR AL PRÓJIMO

4º HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE
Pero a mí me cuesta amar a mi familia. En casa me falta paciencia, siempre quiero tener la razón e imponerme a los demás. Cuando me enfado, me cuesta perdonar. Utilizo a las personas según mi conveniencia. Soy perezoso a la hora de colaborar en el hogar.

5º ¡NO MATARÁS!
Pero yo soy rencoroso y vengativo; me burlo de los demás y puedo llegar a matar de tantas formas: justificar o incluso practicar el aborto, la eutanasia y otras tantas formas de violencia. También puedo llegar a destruir mi propia vida y la de otros por consumo del tabaco, el alcohol, la droga o la conducción irresponsable…

6º NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS y
9º NO CONSENTIRAS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS
Pero yo no guardo siempre la pureza. Busco en películas, revistas o internet imágenes que me desvían del verdadero sentido de la sexualidad. Contribuyo al terrible negocio del sexo. Tampoco soy fiel a mis compromisos matrimoniales.

7º NO ROBARÁS
Pero yo no soy honesto en mi trabajo o en mi estudio. Pierdo el tiempo y me dejo llevar por la pereza; me apropio de bienes ajenos, no pago con rectitud mis impuestos, ni ayudo a las personas pobres o necesitadas.

8º NO DARÁS FALSOS TESTIMONIOS NI MENTIRÁS
Pero yo miento con facilidad. Con frecuencia, mis juicios son precipitados o falsos y puedo arruinar la vida de los demás contando cualquier historia. También hago trampas y llevo una máscara, tras la que oculto mi falta de verdad y de lealtad.

10º NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
Pero yo soy envidioso. No me alegro del bien ajeno; deseo tus bienes e incluso he llegado a destruirlos por mero placer o por venganza.

En resumen, no he amado a Dios sobre todas las cosas, me he apartado de Él y no trato a los demás como quisiera ser tratado por ellos. Mi egoísmo me impide amar.

La confesión de los pecados

Seguro que te has visto reflejado en muchos de estos puntos. No temas: Dios te espera para perdonarte. Pide a Dios que te inspire un verdadero arrepentimiento y una sincera confesión de tus pecados. Acércate al sacerdote, quien te acoge y perdona en el nombre del Señor.

  1. Comienzas haciendo la señal de la cruz: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Dices el saludo: Ave María, purísima.
  2. Dices el tiempo transcurrido desde la última confesión.
  3. A continuación dices aquello en lo que has faltado en el amor a Dios y al prójimo. Habla con libertad, sin excusarte ni agobiarte.
  4. Si lo necesitas, pide al sacerdote que te aclare tus posibles dudas y te indique los medios para superar tus pecados.

La absolución

El sacerdote te dará el perdón en el nombre de Dios y de la Iglesia con esta palabras:

“Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Contestas: ¡Amén!

Penitencia

Por último, el sacerdote te indicará un signo o una oración, que demuestre tu deseo de emprender una nueva vida, siguiendo más de cerca a Jesucristo y siendo testigo de su amor. Cúmplela.